El rincón de Beatriz Gómez

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Segunda presentación del Tercer Testamento

martes, 30 de septiembre de 2014

Libertad de expresión

“Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; sólo basta decir lo que se piensa”. Ya lo decía Luther King.

Una realidad simple que tenemos a la orden el día y tal parece que es un delito penado por un conjunto social.

Somos seres libres e independientes y eso trae consigo ciertos privilegios, uno de ellos y el más importante es la libertad de expresión, un derecho humano que nos permite pensar, investigar, recibir informaciones y difundirlas, sin limitación de fronteras y por cualquier medio de expresión.

Una persona que manifiesta lo que piensa, es alguien que toma las riendas de su vida y que respeta su esencia. Es incapaz de depender de nadie y es responsable de sus actos,  así evita quejarse sin remedio para lograr alcanzar sus objetivos.

Todas las personas que alcanzan la independencia especulativa son más cosmopolitas. Son seres que han enterrado el miedo en un cajón oscuro del que es imposible salir.
La valentía expresiva tiene un valor incalculable, y es un don aséptico que valoriza a las personas.

Todavía hoy en día, teniendo este derecho, hay algunos que creen más en la fuerza que en las ideas y atacan a los que quieren contarle a los demás sus puntos de vista. Es decir, coartan esta libertad para salir beneficiados.

Y cuando hablo de beneficio, sólo viene a mi mente una serie de individuos. Entre ellos puedo destacar a los corruptos y a los amigos de la fuerza.
A ellos no les interesa que la sociedad esté bien informada ni sea consciente de lo que pasa a su alrededor.

Pero tenemos ese derecho que no puede ser arrebatado por unos pocos.
Una ciudadanía despierta no es engañada, por lo tanto, es fundamental que se exprese.
 La lucha verbal, ayuda a la población ciega.



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