El rincón de Beatriz Gómez

El rincón de Beatriz Gómez
Segunda presentación del Tercer Testamento

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mi "YO" más RADICAL



Recuerdo aquella exclamación enfatizada que viajaba por el hilo conductor  y resonaba en mi oído izquierdo que me decía:

 -¡Qué poca vergüenza!-

Ese día alguien tuvo los santos cojones de decirme justo lo que yo ya sabía.
Y es que no es fácil encontrar una persona que te diga las cosas de frente en un lugar como este.

Debo confesar que en ese preciso instante me enamoré.  Sentí  un orgasmo sublime, de esos que no había sentido nunca excepto cuando me “mandan a la mierda”.

Unidos por el radicalismo; esa doctrina de la vida que nos hacía comprendernos.  Había encontrado mi medio limón, tan ácido y jugoso que era capaz hasta de escandalizarme. Algo que no habían conseguido aún ni todos los sinónimos del cinismo.

Sólo confiaba en él,  pero en grado extremis; es decir, que hubiese permitido  que me inyectara un catéter con cianuro directo al corazón, porque sabía que hasta el mismísimo veneno podría salvarme.

Dispuesta a cualquier daño colateral, yo me ponía a su merced para que me arrebatara algo más que la vida.

Presa del verdugo de mis sueños. Azotada y posesa por la narcosis que me poseía.
Y yo radical, pero impasible… disfrutando de mi eterna condena.

Mi desfachatez le susurraba lo hijo de perra que era, pero él sabía contrarrestar mis galanterías con un adorable “Te mato”.

Y así avanzaba nuestra relación  de fantasía inversa, donde la palabra puta no significaba que abriera mi raja para él, sino que caminara siempre dispuesta a su lado.

Ave Fénix


Por Beatriz Gómez

Resurgiendo de sus cenizas…
Con las puntas de sus alas desplegadas
hermosas en color escarlata;
tu silueta dorada expulsa la fuerza,
esa que te hace inmortal.
La capacidad de tus lágrimas,
esas que sanan,
 borran lo negativo
para volver a un nuevo comienzo,
a renacer…
Tu bella melodía,
 es capaz de detener
hasta el mismo Dios Sol para escucharte.
Símbolo viviente eterno,
de la inmortalidad y la resurrección,
eres como el mismo  Sol,
mueres por la noche
para renacer por la mañana.