El rincón de Beatriz Gómez

El rincón de Beatriz Gómez
Segunda presentación del Tercer Testamento

martes, 30 de septiembre de 2014

La importancia de la sexualidad en el siglo XXI

Asiduamente ocurre entre la juventud de nuestro siglo, que se crea una confusión a la hora de separar “Sexo” de “Sexualidad”, dos palabras que guardan entre sí una mayúscula relación pero no significa que sean sinónimas.
Una relación directa pero con distinto significado que diferencia que el “Sexo” son las disimilitudes anatómicas y funcionales que existen en los miembros de una misma especie y la “Sexualidad” es un concepto mucho más extenso que se compone de cinco ramas principales siendo una de ellas el sexo.
La sexualidad está formada por un conjunto complejo de hechos, fenómenos y acontecimientos en los seres humanos, donde el sexo, el género, la reproducción, los vínculos afectivos y el erotismo desempeñan los papeles principales.
El confusionismo se produce en la mayor parte de los casos porque la educación sexual va separada de la educación afectiva.
Una familia es la responsable de este tipo de educación en el hogar. Los jóvenes hoy en día están expuestos a una sociedad que van a explorar ellos por sí solos y necesitan salir con una base firme, donde prime el orden y haya una base sólida de lazos afectivos que muestren una protección, cierta seguridad y lo más importante, la libertad para expresarse y sentirse comprendidos.
La educación sexual no sólo es hablar de la reproducción y los métodos anticonceptivos, eso es primordial, pero no nos olvidemos que los jóvenes de hoy en día disponen de sistemas para investigar este tipo de cosas, siendo necesario un apoyo emocional combinado con un afecto que los haga sentirse más seguros y respetados.
Algunos estudios de investigación decretan que más de un 70% de los jóvenes que se inician sexualmente antes de los 16 años, lo hacen por falta de afecto, porque sienten la necesidad que alguien los toque, no por un tema sexual.
En el caso de las mujeres se produce el efecto retroceso, vuelta al siglo XVIII, necesitan entregar una prueba de amor al novio para que no se enfade o para no perderlo, otro claro ejemplo de una necesidad afectiva.
La comunicación y el afecto en la familia es el cimiento que los educará correctamente. Muchos progenitores sienten que son buenos padres trabajando y poniendo a su alcance todo lo que piden, y en muchas ocasiones prefieren poner un STAFF de profesionales a su servicio para que hagan el trabajo que les corresponde a ellos. Error común en esta sociedad, que dispara un mayor número de problemas, todos ellos asociados por la escasa importancia que le dan a la educación afectiva.
Es importante tratar cada una de las ramas de las que se compone la sexualidad basándose en la naturalidad.
Hablábamos del “sexo” en párrafos anteriores aclarando su significado, así como también conocemos el “género” y la “reproducción”, es ésta, la parte que más tocamos en nuestra vida cotidiana; basamos la educación sexual única y exclusivamente en este apartado, partiendo de la base de cómo llegamos a realizar el acto sexual y como debemos protegernos, algo importantísimo en nuestro presente, pero nos olvidamos de algunas cosas en esta sección.
La reproducción no es sólo la fusión de un óvulo y un espermatozoide, es algo más que eso, es una reproducción de ideas, de conceptos y de valores.
“Los vínculos afectivos” normalmente los asociamos con el amor de la pareja, pero aquí es donde más podemos aportar nosotros a la hora de desempeñar nuestra labor como educadores sexuales. Estos vínculos están formados por los sentimientos básicos que forman parte de la carga afectiva de los seres humanos y son conocidos como MATEA (estas siglas representan: miedo, alegría, tristeza, enfado y amor). Esos sentimientos no sólo se expresan en una relación de pareja sino también en otras relaciones humanas.
La última rama que se incluye en la sexualidad también es muy conocida; hablamos del “erotismo”, un fenómeno particularmente humano porque no se conoce todavía otra especie que lo tenga. El erotismo se compone del deseo, la excitación y el orgasmo.
Esta rama hay que tratarla con mucha precaución, partiendo de la base que la adolescencia se deja llevar mucho por los medios de comunicación que los erotizan mostrando ideales de hombres y mujeres que no son reales y que en escasas ocasiones pueden encontrarse.
La juventud se siente prisionera frente a una sexualidad que los hace volcarse más en un cuerpo deseado, que tenga mayor rendimiento sexual, dejando atrás lo realmente importante, la satisfacción.
La educación sexual hoy más que ayer requiere de un componente emocional porque cada día se está convirtiendo en algo más instintivo, más animal.
Debemos mirar la sexualidad como un conjunto de cualidades que abarca nuestra persona, que se compone de componentes físicos, psicológicos, afectivos, sociales, culturales y éticos.
La sexualidad no es algo que tenemos sino algo que somos y que engloba todo nuestro ser.
Recuerden, la sexualidad no es sexo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario